sábado, 24 de enero de 2009

Partidos históricos. Talavera - Albacete [19/05/1985]




A continuación vamos a repasar una serie de partidos significativos en la historia de nuestro club. En este caso nos remontamos al Campeonato Nacional de Liga 84-85 en el Grupo II de Segunda División B, donde el Albacete se jugaba su última baza para ascender a la categoría de plata en el Municipal del Prado de Talavera de la Reina.

Un Albacete que, a tenor de lo visto a lo largo de aquella temporada, se había merecido con creces el ascenso. Gravísimos problemas económicos que acuciaban a la entidad provocaron un desmantelamiento de la plantilla de la temporada anterior (83-84), se tuvo que prescindir de hombres que solo vivían del fútbol (profesionales) y cobraban unos buenos sueldos. Hablamos de grandes jugadores como Mariano Mansilla, Eulate o "la moto" Escarbajal. Para sustituirlos se contó con numerosos canteranos, como Catali, Alejandro, Parada... y con el debut en el banquillo de un hombre que pasó directamente de los terrenos de juego a la caseta, Julián Rubio.

Pues, a pesar de estos ingredientes que presagiaban una campaña cuanto menos dificultosa para el club, lo cierto es que el Albacete hizo una magnífica temporada, casi siempre estuvo entre los tres primeros, muchas veces ocupando el segundo puesto que significaba ascenso, solo por detrás del intratable Rayo Vallecano, que subió como campeón. Se rozaba el ascenso a Segunda con la punta de los dedos, pero una serie de tropiezos inexplicables ponían en serias dificultades un más que merecido cambio de categoría.

Un tropiezo clave fue el de la penúltima jornada, en casa, con el estadio repleto ante el Levante entonces entrenado por Pachín. La victoria hubiera casi sentenciado el ascenso manchego, y así fue durante muchos minutos, el equipo iba ganando en el minuto 83 por 2-1, pero una serie de catástrofes defensivas dejaron el marcador en un 2-4 favorable a los azulgranas. Se volvía a escuchar en Albacete los famosísimos aforismos "No quieren subir", "No interesa subir económicamente". Aun así el equipo dependía de él mismo:

Las cuentas de la lechera

La afición quedó muy tocada tras ese golpe, pese a todo, durante la semana un mensaje de optimismo fue calando en la afición albacetense, al final, numerosísimos coches y autocares prácticamente invadieron la ciudad de la Cerámica, hasta alcanzar el número aproximado de 500 aficionados, y amaneció el domingo clave, con una mezcla de mervios y euforia, tanto para los desplazados a Talavera, como para los aficionados que se quedaron en Albacete escuchando las retransmisiones radiofónicas de los Francisco Botella o Domingo Martínez. Y llegaron las seis menos cinco de la tarde de aquel soleado domingo talaverano, y saltaba primero el Albacete Balompié, tremendamente ovacionado por los fieles que le acompañaban en tal trance.

Póster regalado por el diario La Tribuna, con la formación de aquella tarde

El once dispuesto por Ventura Martínez y Julián Rubio fue el conformado por: Garmendia; Gómez, Calvoecheaga, Ángel, Rojo, Catali, Parada, Hernán, Serrano, Cabello y Alberto.

El Talavera, entrenado por Juan José Martín Doblado, y al que nada le iba en el envite, salvo sustanciosas primas llegadas del sur del país, puso en liza a: Valero, Justo, Anadón, Monzón, Moisés, Angelín, Arjona, Chino, Ayúcar, Bermúdez y Heredia.

Y a las órdenes del colegiado catalán Albert Giménez (muy temido por cierto por experiencias anteriores) comenzaba a rodar el balón sobre la espléndida hierba talaverana. El oído pegado al transistor, y los ojos en el marcador Dardo, que anunciaría las novedades que se produjeran en los otros dos campos donde jugaba el Alba ese día: La Victoria (Jaén-Algeciras) y el Municipal de la Línea de la Concepción (Linense-Linares). Eso sí, la confianza estribaba en que el empate a puntos siempre beneficiaría al equipo blanco.

Los desplazados a Talavera

El equipo albacetense salió totalmente entregado al triunfo, sin pensar en ninguna otra cosa externa. Avisó a los cinco minutos de juego Parada, en lanzamiento de falta, pero fue a los veintiún minutos cuando Alberto se plantó totalmente solo ante el meta Valero, pero lanzó fuera, en una ocasión clarísima de anotar. El Talavera también pondría en aprietos al siempre solvente Garmendia, que conjuró el peligro. Entonces los nervios comenzaron a hacer mella en los jugadores blancos, que pasaban más tiempo yendo al banquillo a recibir órdenes que jugando el balón. Catali gozaría de otra clara ocasión justo antes del descanso, el tiro del luego gran capitán y entonces solo grumete rozó el poste.

Secuencia del partido

Se llegó entonces al intermedio con un Albacete luchador, pero presa de los nervios. No sabemos lo que se diría en la caseta del Municipal del Prado, pero no puedo comenzar mejor el segundo acto. Al minuto de juego llegó la explosión, la catarsis colectiva aquí y allá. Mariano Hernán, el siempre oportunísimo Hernán, recibía un balón de Pedro Parada, caracoleaba en la frontal del área, salva a dos defensas blanquiazules, chuta y marca por bajo. La alegría en los jugadores manchegos fue indescriptible, y fue una experiencia casi cercana a otra dimensión para los aficionados que lo vivieron en el campo, y para los que seguían la retransmisión radiofónica.

Secuencia del gol de Hernán

Ahora ya daban igual otros marcadores, el Albacete ganaba, hacía su trabajo, lo más dificil ya estaba conseguido. Solo quedaba aguantar unos larguísimos 45 minutos. No se sabe si 45 minutos en Talavera eran "molto longo" normalmente, pero ese día si.

Pese a los intentos de Julián Rubio desde el banquillo animando a sus muchachos a irse a marcar el segundo tanto, llegó el inevitable trance del equipo que se echa para atrás temiendo perder lo alcanzado en cualquier desdichada acción. Sin embargo, aún tendría el goleador Julio Cabello una ocasión de oro para haber sentenciado, pero echó la pelota fuera con todo a su favor. Ya los nervios no solo estaban presentes en el campo talaverano, es que dirigían todas y cada una de las acciones de los inexpertos futbolistas blancos.

El Talavera no terminaba de aprovechar estos nervios, y jugaba con un gran desorden, cosa que hizo no generasen todo el peligro esperado. Y los minutos no corrían, las miradas al banquillo se sucedían, el Algeciras iba venciendo en Jaén y el Linense al Linares, un gol talaverano dejaba al Albacete sin el néctar del ascenso. Juanito, Rubio y Ventura morían casi anunciando a los jugadores que ya quedaba menos, Catali y Cabello lanzaron dos balones al larguero de la meta defendida por Valero, y se temía un desenlace propio de una película de Hitchcock cuando el Talavera gozó de dos peligrosas faltas en el excesivo descuento aplicado por el árbitro.

Y al final, la fiesta, invasión de campo incluída

Pero esas faltas se conjuraron, y el árbitro señalaba el final del encuentro. La cuentas salían, el Albacete empataba a 47 puntos con Linense y Algeciras, pero estaba en Segunda División! Los corazones de la hinchada albaceteña, que casi habían dejado de latir después de pasar tan complicados trances, volvían a dispararse mientras corrían a invadir el campo para abrazarse con sus héroes, mientras los canteranos, de nuevo y viejo cuño, los que llevaban al Albacete en la sangre, lloraban desconsoladamente de alegría.

Rubio y Hernán se abrazan

Julián Rubio sacado a hombros del césped

La alegría se desbordó en el mismo césped, entre jugadores, técnicos y aficionados

Apoteósico recibimiento en Albacete

Veintitrés años después, el Albacete Balompié estaba en Segunda. Y justamente la campaña en que menos se invirtió, las mejores cosas de la vida, además de las que son gratis, son las que llegan cuando uno menos lo espera.

Portada del diario La Tribuna de Albacete al día siguiente



Pulsando en las imágenes dos veces se ven a tamaño real, saludos!

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